Una pequeña gota de agua
puede agitarse en las orillas,
descansar en el fondo,
evaporarse al sol,
caer como nieve,
correr como río
o estar quieta en la humedad…
Puede ser parte de un vegetal,
de un animal
o dormir en napas subterráneas…
Pero de un modo y otro,
siempre vuelve
al océano inmenso,
que la recibe, la cobija
y la ofrece luego
a otro ciclo de vida…
o de rotación geológica…
Siempre somos en casa.
Aunque deambulemos por aquí o allá.
Somos allí con innumerables seres,
que están siendo de muchos modos…
Esto es bello,
es calmado,
es contención cósmica
en nuestra desconcertada vida
rodeada de eventos,
muchas veces incomprensibles
o felices…
Si descansamos en nosotros mismos
y en el relajado contacto con todo,
podemos vivir y morir,
del mismo modo
que “esa gota de agua”,
corriendo miles de “aventuras”,
retorna al cobijo de lo inmenso….
9 de Mayo de 2016
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